Decidí que iba a estudiar la carrera de Letras en cuarto año, gracias a mi profesora de Lengua y Literatura, Biche Torre. La recuerdo como una mujer con un amor tan profundo a literatura que se contagiaba, y con un carisma tan grande en su forma (bastante parca) de ser que hacía que los más vagos del curso dijeran "uy no
le estudié". Como si fuera algo personal, como si no estudiar fuera una falta de respeto. ¡Una profesora que conseguía que leyeramos
La ilíada a las siete y media de la mañana sin quedarnos dormidos!!!!Recuerdo los climas que se formaban en esas larguísimas sesiones de lectura en voz alta. Alguien empezaba y en un momento ella decía un nombre, el que había sido nombrado retomaba la lectura inmediatamente. Un día estábamos leyendo "La caída de la casa Usher" y cuando me nombró sentí un estremecimiento: el terror de Poe había entrado al aula. De más está decir que nunca pude conseguir ese clima en mis clases. Pero creo que aún ahora, después de haber pasado por tantos y tantos profesores y profesoras (muy buenos, buenos, regulares, malos y malísimos)si me preguntaran: ¿Qué clase de profesora quisieras ser? yo diría sin dudarlo: Biche Torre.